SIGLO XVIII.
- LA ILUSTRACIÓN EUROPEA.
El siglo XVIII es conocido en Europa como el siglo de las luces, por el deseo de analizar la realidad a través de la luz de la razón, e intentar apartarse de las fantasías, exageraciones y los juicios marcados por la religiosidad del Barroco. Es un periodo histórico en el que Francia marca su hegemonía política y cultural, representada especialmente por un monarca: Luis XIV.
LA ILUSTRACIÓN es un movimiento que quiere modernizar la sociedad a partir del pensamiento racional representado por tres grandes filósofos: Descartes que entendió la razón como el único modo del conocimiento de la realidad del ser humano, y Locke y Bacon que defendieron como métodos imprescindibles de análisis de la realidad y del mundo la observación y experimentación. En el siglo XVIII la gran manifestación del espíritu ilustrado fue la Enciclopedia (1751-1780) publicada en Francia, prohibida rápidamente en España por la Inquisición. En sus páginas aparecen algunos fundamentos de la Revolución francesa como la crítica al absolutismo monárquico y al poder de la Iglesia.
La ideología ilustrada influyó altamente en la política y en el modo de gobierno que se caracterizaba por la práctica del despotismo ilustrado (“todo para el pueblo pero sin el pueblo”), que evidentemente es una justificación del absolutismo, y por entender la educación de los súbditos como el objetivo prioritario del gobernante.
2 EL SIGLO XVIII EN ESPAÑA.
Al morir Carlos II- último rey de la casa de Austria- sin descendencia, se inició una guerra civil por la sucesión, cuyo final dio lugar a la entronización de los Borbones en España, en la figura de Felipe V. Al llegar esta dinastía francesa , entrarán en España las corrientes europeas y la norma del “buen gusto” dictada por Francia. Se produjeron ciertos cambios:
- Centralización administrativa (absolutismo racional) que era lo que preconizaba el Despotismo Ilustrado para conseguir el progreso. Felipe V abolió los fueros de algunos territorios, manteniendo sólo a Navarra su condición peculiar de antiguo reino.
- Los Borbones aplicaron algunas reformas: creación de ministerios, reestructuración del ejército, desarrollo de comunicaciones, ciencia y enseñanza, introducción de nuevos cultivos agrarios…
- Monarquía absoluta, al estilo del rey francés Luis XIV, los Borbones también ejercieron su autoridad de manera absoluta.
Las ideas ilustradas fueron penetrando en las diferentes regiones españolas a partir de ese absolutismo monárquico que desde la corte de Madrid propiciaba estas nuevas ideas reformistas. Por ejemplo la Sociedad Vascongada de Amigos del País, la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona se crearon en este siglo. En esa línea fueron creadas numerosas instituciones para el progreso como la Biblioteca Nacional (1712). la Real Academia Española de la Lengua (1713), la Real Academia de la Historia (1735).
3. EL NEOCLASICISMO: LOS GÉNEROS LITERARIOS.
En el siglo XVIII hay tres tendencias o estilos literarios:
- Postbarroquismo: continuará, sobre todo en el teatro, con el gusto por la estética barroca hasta mitad de siglo.
- Neoclasicismo. Triunfa en la segunda mitad del siglo, es una vuelta al gusto clásico, representado por el renacimiento hispánico y el clasicismo francés e italiano. Esta tendencia defiende las normas estéticas de la preceptiva clásica, diferenciación de géneros, la imitación de la naturaleza, la verosimilitud, el utilitarismo del arte, la regla de las tres unidades en teatro (tiempo, lugar y acción)…
- Prerromanticismo. En la última década del XVIII aparecen algunas obras literarias en las que adquiere importancia la subjetividad, sentimentalismo, gusto por la ambientación en una naturaleza macabra, estridente, tormentosa…que anuncian el movimiento que triunfara en el XIX: el Romanticismo.
Veamos a continuación los GÉNEROS LITERARIOS, no sin antes insistir en la importancia que adquiere en esta época la figura del preceptista literario, que mira a la Antigüedad grecolatina para extraer las normas que deben seguir los escritores. En España tuvo especial relevancia la Poética de Luzán que además de arremeter contra los excesos del barroco, señala los principios básicos de la estética neoclásica: verosimilitud, sometimiento a la razón, didactismo, utilitarismo, separación de géneros, y en teatro la obligación de seguir la regla de las tres unidades y de separar lo trágico y lo cómico.
a) LA NARRATIVA.
- La narrativa de ficción es casi inexistente en España en esta época. Mencionaremos la Autobiografía de Torres Villarroel y Fray Gerundio de Campazas del padre Isla.
- La prosa didáctica de tipo ensayístico es el subgénero que domina, y que es muy adecuado para la expresión de la ideología ilustrada, con autores como Feijoo y sus obras Teatro crítico universal y Cartas eruditas y curiosas. Otro autor importante es José de Cadalso que en sus Cartas marruecas trata de modo crítico el atraso de España frente a Europa y las tradiciones y hábitos más rancios de la sociedad del momento. El máximo representante de la ilustración española fue Gaspar Melchor de Jovellanos, ministro de Justicia de Carlos IV y literato que cultivó todos los géneros; de su prosa destacan memorias, informes y proyectos para mejorar la realidad española como la Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España.
b) LA POESÍA.
- La poesía trata temas históricos, costumbristas y satíricos y emplea formas métricas clásicas: odas, epístolas, elegías y romances.
- La poesía didáctica adquiere especial importancia con las fábulas de Iriarte y Samaniego, cuya intención es moralizar.
La poesía neoclásica está representada por Juan Meléndez Valdés, considerado el mejor poeta de este siglo, también compuso lírica de estilo rococó (exaltación del amor, placeres domésticos, lenguaje sencillo), e incluso de estilo prerromántico.
c) EL TEATRO.
El teatro sufre una clara decadencia en este siglo, sobre todo si lo comparamos con la gran y espléndida producción teatral del siglo anterior. A pesar de todo sigue siendo uno de los principales modos de diversión y también para los ilustrados una forma de educar y modernizar la sociedad. Hay cuatro tendencias o corrientes distintas en la dramática del XVIII.
- Continuación del teatro barroco. Durante la primera mitad del XVIII hay un predominio en escena de obras de autores del XVII, especialmente de Calderón y su escuela.
- La tragedia neoclásica. Intentan llevar a escena y convertir en tradición trágica producciones de temática histórica, heroica, con fines didácticos. Destacamos la figura del dramaturgo extremeño Vicente García de la Huerta y su Raquel, historia de la judía de Toledo, amante del rey castellano Alfonso VIII, contra la que se amotina el pueblo de Castilla.
- La comedia neoclásica. Es el mejor ejemplo de la dramaturgia ilustrada. Sigue el modelo dramático defendido en la Poética de Luzán: regla de las tres unidades, didactismo, verosimilitud, pensamiento ilustrado. Un tema inspirador de este tipo de obras fue el impuesto y desigual matrimonio de señor maduro con jovencita humilde , por el interés de los padres de la joven. Esa costumbre inspiró a Leandro Fernández de Moratín ,el más importante comediógrafo del siglo XVIII que compuso piezas como El sí de las niñas, El viejo y la niña, El barón y La mojigata.
- El sainete. Junto a las tendencias anteriores existió en el XVIII un teatro popular, en la línea del paso y del entremés, que tuvo su mejor representación en los sainetes de don Ramón de la Cruz. Son piezas breves, para divertir, para hacer reír al público, satirizando y ridiculizando costumbres de la época, sobre todo las provenientes del extranjero por considerarse una influencia de la afrancesada dinastía borbónica.